Un Dios Salvaje, de Roman Polanski.

Fuí reticente a la hora de ir al cine a verla, porque no llega a los 90 minutos y la cosa no está como para pagar más de 7 € por una película tan corta, pero lo cierto es que las grandes obra y los grandes directores no entienden de tiempo ni duración.

Un Dios Salvaje (Roman Polanski, 2011), es una adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. Ha sido rodada en Europa, pero la historia se desarrolla en Nueva York. Los protagonistas son dos matrimonios que se reunen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados. Tiene un 7,1 en Filmaffinity.

La verdad es que, aunque en los carteles se hablara de comedia, no lo es tanto, aunque tiene muy buenos golpes que no esperaba. Se trata de una película de esas que no dejan indiferente a nadie, corta pero intensa, muy intensa. Con tan sólo unos metros cuadrados de fondo, Polanski logra crear un ambiente a veces tenso, a veces cómico, imprevisible, sorprendente.

De fondo encontramos una crítica brutal a la hipocresía social, a la doble moral, a lo relativamente fácil que es sacar lo peor que hay en nosotros. Imprescindible destacar a los protagonistas de la historia: Christoph Waltz, John C. Reilly, Kate Winslet y Jodie Foster.

 Maravillosas interpretaciones, destacando a Waltz, por su divertido sarcasmo, y a Jodie Foster, por su capacidad de mostrar altibajos emocionales en una misma secuencia. Considero que son unos personajes llenos de matices y dificultades a la hora de darles vida en la gran pantalla, y el reparto lo ha logrado con creces, luciéndose magistralmente. Tiene mérito, pues la película se desarrolla en su práctica totalidad en el salón de una vivienda, con lo cual la atención se centra exclusivamente en ellos, porque la película es eso: puro diálogo e interpretación de la más alta calidad.

¿La habéis visto? ¿Qué opináis?