"Adriana, que nunca había salido de su pueblo natal, al ver a su cuñado volver así a la gran casa antigua, donde el tiempo parecía remansarse en un silencio de muerte, sentía siempre una secreta turbación indefinible. El cuñado traía consigo el aire de un mundo que ella no lograba ni siquiera imaginar".
Tenía muchas ganas de estrenarme con Ediciones Invisibles, concretamente con sus “Pequeños placeres”. Cuando vi que editaban esta historia de Pirandello, no dudé en que sería la primera (y no la última). Ya os adelanté mis impresiones en IG; hoy las comparto aquí.
Luigi Pirandello (1867-1936) nació en Agriento, un pueblo siciliano, y es en un pueblo siciliano donde transcurre la historia de la que hoy os hablo. Conocemos a Adriana, una mujer de 35 años viuda que lleva trece años sin salir de su casa y vistiendo de negro. A nadie sorprende esa clausura, ya que en el pueblo imperan costumbres muy rígidas para las mujeres. Estas, sean solteras o casadas, solo pueden salir los domingos para ir a misa. Los pocos pasos que daban hasta el templo son auténticas excursiones para ellas. Deben mostrarse sumisas y obedientes y tener todos los hijos que Dios quiera mandarles. Y esto no es ficción, este es el contexto que el autor nos muestra para dar visibilidad a la mujer de la época.
Es en este contexto en el que Adriana se casa con un hombre arisco, egoísta y pedante del que, lógicamente, nunca llega a enamorarse. Al enviudar, se queda en la casa familiar viviendo con su hijo y con su cuñado, un hombre cercano, amable y viajero que despierta su admiración por las experiencias que ella nunca va a poder vivir. Sin embargo, cuando su salud empieza a dar problemas, será necesario emprender un viaje con su cuñado para visitar a un médico...
Poco más de cincuenta páginas necesita Pirandello para adentrarnos de lleno en esta historia breve, conmovedora y muy humana. Ha sido un lujo acompañar a Adriana en su despertar a la vida y más ahora, donde cualquier lector se puede identificar, salvando las distancias, con su encierro. Me ha fascinado la sutilidad con la que se nos va mostrando el despertar de Adriana a la vida mediante las maravillosas descripciones, tanto de los lugares que va visitando, como de las emociones que van abriéndose paso en ella. Descubrir, a la vez, que la vida que estabas llevando no era vida, y que tras la admiración y la turbación que alguien despertaba en ti se encontraba la semilla de algo mucho más grande, algo cuya existencia no podías ni imaginar. Pura sensibilidad. SUBLIME.
Cuentan en Ediciones Invisibles que la cubierta de este libro es especialmente importante. Querían transmitir el aroma siciliano y mostrar el mundo que se abría ante los ojos de la protagonista. Si piensas en Sicilia, piensas en el mar Mediterráneo, los limones y la cerámica siciliana. Ellos pretendían simbolizar de alguna manera el desconfinamiento de Adriana que, de pisar solo las baldosas de su casa, pasa a pisar las baldosas de la vida. Sin duda, la portada cobra más belleza todavía una vez has leído el libro.
Tú lo has dicho, querida Rocío. Sublime es la palabra que mejor define este brevísimo relato que está a la altura de cualquier novelón.
ResponderEliminarBravo por tu reseña!!
Y con este reseñón, como para no querer leer este relato!
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola,
ResponderEliminarcasi siempre me convences; me lo llevo anotado pero tendrá que esperar, aún tengo otro que recomendaste esperando turno.
Un beso
Lo apunté cuando vi la reseña de Undine, y ahí se ha quedado en la lista. A ver si en mi próxima visita a la biblioteca me hago con él.
ResponderEliminarMe encantan estos libros que te transportan a lugares que yo imagino llenos de luz incluso cuando llueve o está nublado. Me pasó con el Gatopardo y con Bajo el sol de la Toscana. Ya me habías convencido en insta, oye, que al final la Adriana tiene suerte. Tú tendrías que vivir una temporada en Italia, yo iría a visitarte.
ResponderEliminarBesotes
Me convences continuamente. Esta joyita se viene conmigo.
ResponderEliminarBesos.
Pues creo que el equipo de Ediciones Invisibles lo ha conseguido porque la edición es perfecta y sí que trasmite lo que tú nos cuentas en la reseña. No he leído nunca al autor y creo que empezaría justo por este librito, por la belleza y la intensidad de la que nos hablas. Besos.
ResponderEliminarUahhh... si te lo iba a decir, que la cubierta es especialmente preciosa. Pero jamás lo hubiera relacionado con Sicilia, sino con Portugal. En cualquier caso, me encanta lo que cuentas de este libro. Me parece que a mí me resultaría también una gran lectura. No conocía la editorial. Hoy ya he descubierto tres nuevas. Besos
ResponderEliminarMe he fijado en la portada desde el primer momento :-) Con lo que nos dices, y teniendo en cuenta su brevedad, ¿cómo no me lo voy a llevar apuntado? Gracias por el descubrimiento :-)
ResponderEliminarUn beso.
Tengo pendiente volver al autor, a ver cuándo toca.
ResponderEliminarPor cierto, la portada es una monería.
Besotes
Los Pequeños Placeres de esta editorial tienen uno de los nombres más perfectos para una colección. He leído un par pero quiero leerlos todos, y poco a poco lo iré consiguiendo. Este en concreto me llama con campanillas, sé que lo voy a disfrutar muchísimo.
ResponderEliminar¡Besote!
Hola, de este autor he leído Seis personajes en busca de un autor y
ResponderEliminarEl difunto Matías Pascal, pero no conocia esta. Aún tengo que estrenarme con esta editorial que publica auténticas joyas. Besos.
Este no recuerdo si lo he leído, el que sí leí hace años fue "Seis personajes en busca de autor" y me gustó. Esta editorial es muy cuqui, no quiero parecer cursi pero es la palabra que se me ocurre.
ResponderEliminarBesos